Situado entre dos escaleras, las de Sant Martí y las de Sant Domènec, es uno de los edificios más emblemáticos de Girona. Se situa al lado del palacio renacentista de Caramany del siglo XVI y la iglesia de Sant Martí Sacosta, de estilos barroco y neoclásico.
El Palau dels Agullana, de estilo gótico renacentista, es una bella muestra de la arquitectura del Renacimiento. Fue construido ante el antiguo palacio de los Vescomtes (Torre dels Cabrera), cerca de la muralla, constituye uno de los lugares de Girona más reproducidos como icono de la ciudad.
El escudo situado en la parte posterior de Palau, encarado en la Torre dels Cabrera, presenta como coronación un insólito murciélago, del que Carles Vivó ("Llegendes i misteris de Girona") menciona que la explicación histórica seria bastante lógica: el murcielago formaba parte del escudo de un noble aragonés que se casó con una pubilla de los Agullana, y parece que el resto repicó porque sobresalía demasiado en un momento en que se quiso tapar el escudo con una pared. Pero el caso es que, ahora, tan sólo el murcielago aparece al escudo.
Vivó añade más misterio explicando que se da la circunstancia que, al vender los últimos Agullana el edificio a las monjas del Servicio Doméstico, pusieron como condición que no se podían trasladar los cuerpos que reponen en las dos sepulturas familiares que había en una cripta, bajo la capilla del palacio. Aunque sin fundamento lógico, con un mínimo de imaginación, es inevitable relacionar los cadáveres que no se pueden mover de un lugar concreto, con el hecho que este lugar es presidido por el murcielago sobre un escudo borrado a consciencia. La cosa realmente extraña es que todavía no haya en Girona alguna leyenda sobre los vampiros del palacio Agullana...